- benigno lázare lugo / la voz 10/4/2011
La Casa Villar, de Paradavella (A Fonsagrada) está
en la cuarta generación y cumple 75 años. Comenzó siendo una tienda de
ultramarinos que abastecía a varias parroquias y ahora es un actualizado
restaurante de comida tradicional y casera que también hace guiños a
otros platos. No es el Bulli, pero quien quiera comer un cocido en fin
de semana y en la prolongada temporada alta tendrá que esperar hasta el
próximo año.
Los autores del éxito son Pepe, Obdulia y su hijo
José Manuel, que entre finales de noviembre y finales de abril sirven en
su establecimiento centenares de cachuchas y lacones, junto con los
demás adornos de un cocido reglamentario y completo, a una clientela que
abarca desde Lérida a Vigo. «Ademáis de presentar todo enteiro, tamén
poñemos cinco tipos de tartas e postres diferentes, igualmente
completos, como é a norma da casa, e a xente está no comedor tranquila
ata que se quere levantar, moitas veces despois das sete da tarde», dice
José Manuel. La madre es la cocinera; el hijo, el repostero y el padre
ayuda en todo lo que sea necesario. Si es preciso, esporádicamente
también echa una mano la abuela, Emérita, jubilada hace años.
A mediados de los 30 del pasado siglo Manuel Villar
arrendó en Paradavella una casa de la familia Rois y abrió una tienda
de ultramarinos, que también era taberna. Durante décadas abasteció a
los numerosos residentes de la zona. Los coches de línea realizaban allí
una parada más larga de lo normal y los viajeros aprovechaban para
desayunar o tomar un café. Cuando Emérita heredó el negocio mantuvo la
misma línea. En el año 92 la familia compró la casa y seis años más
tarde, coincidiendo con la construcción de un parque eólico próximo y la
mejora de la carretera, reformaron el establecimiento y habilitaron un
comedor de 42 plazas, dándole al establecimiento una orientación de
restaurante. Sin embargo, todavía en la actualidad mantienen unas
estanterías dedicadas a alimentación, «por tradición e porque no lo pide
algunha xente, pero véndese moi pouco», matiza José Manuel.
Al más joven de la familia le gusta la hostelería e
hizo el ciclo superior del Instituto Sanxillao, que finalizó en el
2008. Al año siguiente se dedicó de lleno al negocio familiar
incorporando importantes novedades.
Tradición, actualidad y café
Lo indiscutible de la carta sigue siendo el cocido
durante los cinco meses de la temporada, y todo el año ofrece platos
tradicionales como pollo campero, cabrito o caza. Pero con su llegada
también incorporaron otros platos y, sobre todo, la amplitud de postres
caseros que colaboran a dar fama del lugar.
La Casa Villar ofrece igualmente una carta de café
inusual incluso en cafeterías importantes de ciudades. El motivo es que
José Manuel se especializó en su etapa de estudiante y el propio
instituto lo mandó al primer concurso de ámbito gallego para centros,
que ganó. Desde entonces se presentó a otros cinco campeonatos, que
cuenta por trofeos, entre los que figura el segundo premio del
campeonato de España del 2010. Próximamente participará de nuevo en el
campeonato español, en Andalucía, que abre la puerta para el mundial en
Colombia.
Pero, como ocurre con la carta, lo tradicional y lo
actual no están reñidos y la Casa Villar no descartó el café de
pucheiro. La última de las especializaciones de José Manuel es la
ginebra con tónica, con 38 referencias en sus estanterías, combinadas
con variedad de frutas.
José Manuel Portela González y Obdulia Fernández Arias
José Manuel Portela Fernández
El padre tiene 56 años; Obdulia, 53 y José Manuel, 27
Hosteleros.
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