lunes, 7 de febrero de 2011

Galicia suma ya 1.320 pueblos vacíos tras el abandono de otros 60 durante el pasado año


JULIO PÉREZ / VIGO En muchísimos pequeños núcleos de población de Galicia aún se pagan hoy las consecuencias del fenómeno de la emigración y del éxodo masivo a las ciudades en los años 60. Lugares que se quedan vacíos. Donde viven personas mayores, pocas, donde no hay relevo generacional. Durante el pasado año, otras sesenta aldeas se quedaron sin ningún habitante. Un suma y sigue en la larga lista de pueblos abandonados en la comunidad, que supera ya los 1.300, más del 40% de todos los que hay en España.El fenómeno de la despoblación se vuelve a notar con mayor intensidad en el corazón del interior gallego, en la provincia de Lugo. Allí había a comienzos del pasado año un total de 527 núcleos en los que no residía nadie. Un año después son 549, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). No hay comarca luguesa que se libre de la pérdida de habitantes. Del sur -en Monforte se alcanzan los 18 núcleos sin habitantes-, al norte -Viveiro (28), Ourol, uno de los que más tiene (38), y Muras (37)-, pasando por el centro -31 en Palas de Rei y 23 en Friol-, y por las zonas de montaña, como A Fonsagrada (18).Por detrás está A Coruña, que suma 512, dos más que hace un año. Sólo el concello de Ortigueira concentra 93 de los lugares despoblados de la provincia. Los otros dos municipios con un número más elevado de aldeas vacías están también en el norte. Los de As Pontes, con 72, y As Somozas, con 36. En Pontevedra se contabilizan otros 144 pueblos sin habitantes. De ellos, 23 están en los alrededores de la capital; 18 en Tomiño; 18 más en A Cañiza; 10 en As Neves; y 7 en A Estrada.Ourense, donde se nota también con especial intensidad el envejecimiento, completa el mapa de la despoblación en Galicia con 115 núcleos en los que ya no vive nadie. El problema está muy repartido en toda la provincia. Afecta a más de la mitad de los concellos. En los que más, Castro Caldelas, con 11 núcleos en los que, según el INE, no hay ningún vecino; en Montederramo, con 6; y en Nogueira de Ramuín, también con 6. Todos los expertos, incluso la propia Administración gallega, son conscientes de lo difícil que es darle la vuelta a esta situación. Ni las ayudas para fomentar la recuperación de los sectores tradicionales en el campo ni el tirón del turismo rural lograron frenar el fenómeno. Los casos de recuperación de aldeas son anecdóticos. Hablan de décadas. Tras la cifra de los núcleos vacíos están los más de 1.000 pueblos que podrían engrosar esa estadística a cortísimo plazo. Lugares en los que actualmente está censada únicamente una persona, generalmente vecinos de avanzada edad.

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