lunes, 26 de octubre de 2009

La despoblación de la galicia rural





Uno de cada cinco gallegos que tiene más de 65 años vive solo


De cada cinco gallegos mayores de 65 años, uno vive completamente solo. El dato estadístico se traduce en unos 120.000 gallegos que no le dicen nada a nadie cuando se van a dormir cada noche. De ellos, en torno a un 30% viven en el medio rural, en un entorno difícil, con pocos servicios y que, con los años, ha generado uno de los hábitats más aislados de toda Europa, singularmente en las provincias de Ourense y el interior de Lugo, que ofrecen datos de densidad poblacional y dependencia senil prácticamente insólitos en todo el continente.
La dinámica demográfica ha convertido a esta generación en los últimos centinelas de municipios enteros. Encastillados en viviendas que nadie volverá a habitar, se ven envueltos en muchos casos en una espiral de aislamiento que los aleja, no ya de las redes sociales, sino incluso de servicios básicos. Actualmente, la ayuda a domicilio, que en muchos casos es el único lazo de estos mayores con el resto del mundo, atiende a unas 10.000 personas y necesitaría, para dar una cobertura adecuada, multiplicarse por tres.
«Hacen falta más ayudas y más profesionales», exige el doctor Andrés Vázquez, presidente de la Sociedad Gallega de Geriatría, entidad que eleva a 350.000 el número de personas mayores en Galicia que viven solas o acompañadas por alguien de más de 70 años. Vázquez llama también la atención sobre el hecho de que, pese a la lenta mejora en la dotación de servicios de ayuda a domicilio en el medio rural, muchos de estos mayores están sometidos a una espiral de soledad que afecta gravemente a las de ya de por sí duras condiciones en las que viven.
Copago
El lento desarrollo de la ley de dependencia no ayuda a mejorar las condiciones de vida de los mayores que viven solos, quienes además deben asumir el copago de los servicios de ayuda, cuando acceden a ellos. La comida y dos horas semanales de asistencia tienen un coste en torno a los 120 euros, muchas veces sobre pensiones mínimas, especialmente abundantes en el medio rural.
«Es verdad que el presupuesto para servicios sociales ha crecido -reflexiona el doctor Vázquez-, pero en total suma 450 millones. En Sanidad son más de 4.000 y, en Educación, 3.500». La Sociedad Gallega de Geriatría considera necesario un plan que permita duplicar el servicio de teleasistencia y los centros de día a corto plazo y el incremento de la ayuda a domicilio hasta cubrir al 3% de los mayores de 65 años en un plazo de seis años.
Pese al incremento paulatino de la ayuda a domicilio, los expertos demandan una mayor versatilidad y compromiso en la atención a los mayores que viven solos para paliar no solo las carencias materiales más perentorias, sino también para ofrecer algunas alternativas para personas que pasan solas la mayor parte de su tiempo.
La resistencia de muchos a abandonar su casa de siempre
Pese a la falta de plazas en residencias para mayores, muchos jubilados que viven solos, incluso con algún grado de dependencia, rehúsan vehementemente abandonar su casa para ir a vivir con los hijos o para ingresar en algún centro especializado. Pese a la soledad que soportan, prefieren la libertad que les proporciona vivir en su propia casa. De hecho, los programas de ayuda a domicilio responden a esa situación, agravada por la dispersión poblacional que los hace más gravosos por los largos y difíciles desplazamientos.
En cualquier caso, los expertos consideran que las plazas en residencias no deberían exceder al 3,5% de la población y convertirse en la última estación del sistema de protección social para los mayores, siempre y cuando funcionen adecuadamente las redes de apoyo para aquellos que viven solos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario