04/03/2012 - Ángel Vaqueiro
DE LOS ÚLTIMOS municipios nacidos en Lugo, solo dos han ido claramente a más. Negueira de Muñiz (1925) es el ayuntamiento menos poblado de Galicia; Ribeira de Piquín (1935) también es de los pocos que no llega a mil habitantes, y A Pontenova, que en 1963 nació con más de 5.600 vecinos que aportaron Vilameá y Vilaoudriz, ha caído en este medio siglo a poco más de 2.700. Burela (1994), en cambio, figura entre el puñado de excepciones que ganan población año tras año, al igual que Rábade, que arrancó en 1925 con poco menos de mil habitantes y ahora suma 1.700.
Tal y como están las cosas, parece posible que veamos más casos como los de A Pontenova y menos como los de los otros cuatro. El debate ha surgido varias veces en los últimos tiempos, pero ahora la Crisis parece que viene dispuesta a reorganizar ya el atomizado mapa municipal español. Si se ha llevado por delante viejos derechos laborales, está claro que le va a importar igual de poco cargarse simples divisiones territoriales.
Por ahora el debate es teórico, pero podemos correr el riesgo de que alguien se atreva a hacerlo igual que se repartieron África las potencias coloniales. Por ejemplo: como Negueira de Muñiz está pegado a la descomunal A Fonsagrada (municipio más grande de Galicia), lo lógico podría ser unirlos. Ya puestos, también podrían anexionarse Ribeira de Piquín y hasta Navia de Suarna, como ha propuesto algún lector en el foro que tenemos en Elprogreso.es.
La Xunta apuesta por la desaparición de los municipios de menos de 1.500 habitantes, lo que pone en el disparadero a doce de Lugo. El Colegio de Economistas de A Coruña propone que los ayuntamientos tengan al menos 30.000; eso significaría que en Lugo pasaríamos de 67 a poco más de diez.
Curiosamente, los primeros que han dado algún paso, Alfoz y O Valadouro, pasan, cada uno, de los dos mil habitantes. Pero es que estos dos municipios tienen una historia común. Más complicado es el asunto en otros lares. El mapa municipal es reflejo del minifundismo galaico y fruto de agravios históricos. Esto último es lo que está detrás de las cuatro fisiones mencionadas. Negueira estaba demasiado lejos de los centros de poder de A Fonsagrada; aún lo sigue estando. El Círculo de Empresarios de Galicia afirmaba hace dos años que ahora, con las modernas carreteras, ya no hay problemas de comunicación, pero la última aldea de Negueira sigue estando casi tan lejos de A Fonsagrada como Lugo de A Coruña.
Tampoco se puede soslayar el elemento localista, empezando por la capital: a igualdad de habitantes, ¿dónde pones la casa consistorial? Es un tema que parece menor, pero que se las va a traer. Edificios para situarla va a haber de sobra, porque tanto minifundismo y tanto «yo no quiero ser menos que el vecino» ha poblado Galicia de auténticos palacios del vacío: centro social, polideportivo, casa de la cultura... En algún caso, ese vacío es parejo al de las arcas municipales, lo que convierte las fusiones en algo tan complejo y hasta peligroso como una fisión (nuclear, claro).
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