miércoles, 25 de septiembre de 2013

LOS GALLEGOS MÁS RESISTENTES AL CÁNCER Donde el cáncer mata menos




A Fonsagrada es el municipio de Galicia donde es más difícil morir de un tumor. Eso dice la estadística. La leyenda habla de la dureza de la montaña y de la alimentación natural. La realidad, sin embargo, señala que el drama de la enfermedad golpea igual de duro

Jorge Casanova
 
23/9/2007 
Actualizada a las 11:16 h
Se lle teño medo ao cáncer? Moitísimo». Justa Señor es una mujer amable y risueña, de esa edad indeterminada que va de los cincuenta y tantos a los sesenta y tantos, aunque se pone seria cuando dice: «Da miña familia xa enfermaron oito de cáncer. Imaxine se lle teño medo».
A Justa nos la encontramos saliendo del centro de salud de A Fonsagrada. No hay fallo; un poco de colesterol y pequeños achaques. «Quitáronme o queixo, que me gustaba moito, pero o cocho, non», explica entre las dos mujeres que salen con ella del ambulatorio. Esas tres señoras comparten con el resto de los menos de siete mil vecinos que tiene A Fonsagrada el privilegio estadístico de residir en el municipio gallego donde es más difícil morir de cáncer.

Donde el cáncer mata menos
Un grupo de vecinos de A Fonsagrada

En realidad, las condiciones estadísticas de A Fonsagrada, según el atlas municipal de la mortalidad por cáncer en España publicado hace unos días, no son muy diferentes a las de algún otro ayuntamiento gallego, como Lalín o Taboada, pero no es menos cierto que los mejores coeficientes apuntan hacia este singular concello enclavado en la montaña de Lugo, el más grande de Galicia, y cuya capital municipal se extiende como una cresta alargada sobre la cima de un monte. En total suman 6.753 vecinos repartidos en 438 kilómetros cuadrados, que se dice pronto. La altura media es de 800 metros y alcanza picos de 1.200.
«Será polo aire ?opina Isabel, una de las compañeras de Justa?, que non está contaminado». «E pola alimentación, que é natural», apunta la otra. El trío intenta buscar alguna explicación plausible al dato estadístico que no va servir de nada a la lista de fallecidos por cáncer en el último año y pico, y que previamente habían repasado las señoras de memoria.
La selección natural
El alcalde, Argelio Fernández, también se queda sorprendido por el dato, pero ayuda a buscar posibles causas que lo justifiquen: «Aquí colléitase de todo: hortalizas, patacas, mesmo hai quen ten trigo, e non somos moi amantes dos insecticidas nin dos pesticidas». Además, presume el regidor, A Fonsagrada es el concello gallego con mayor masa forestal: «Dalgunhas especies que xa son difíciles de ver noutras partes de Galicia, aquí temos ladeiras enteiras. O acivro bota por sete sitios e hai masas de árbores continuas que seguen ata Asturias». Y aún apunta una razón más sobre la que reflexionar: «Durante séculos, a montaña foi moi selectiva coa xente. O que resistía é que era duro, e o que non, xa morría de novo. Eso fixo unha selección natural dos que estamos vivos. A miña bisavoa morreu de 93 anos e tivo 16 partos».
No hace falta patear mucho el pueblo para darse cuenta de que nos encontramos ante un paradigma del interior gallego: muchos mayores, pocos jóvenes. El padrón dice que por cada menor de 20 años hay cuatro que superan los 65 . «Aquí la gente es muy longeva», asegura Manuel Álvarez, presidente de la activa asociación cultural Antaruxas e Sorteiros. Prejubilado de banca, Manuel conoce probablemente a todos los vecinos del municipio. Una nueva ojeada al padrón avala sus palabras: el porcentaje de personas de 85 años o más es casi el doble que la media gallega. «Cuando se muere alguien con menos de 75 años, aquí llama mucho la atención», continúa.

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