El cura Antonio López Vidal tiene una similitud con aquellos primeros clérigos que acompañaron a los conquistadores de América, y tiene una gran diferencia. Como ellos, recién ordenado sacerdote llegó a unas parroquias en las que sus habitantes se valían por si mismos porque la intervención de otros grupos humanos con más medios era desconocida. Pero la diferencia fue que los frailes del XV y XVI predicaban la palabra de Dios y, cuando era necesario, echaban mano del hisopo para bendecir a los nuevos cristianados que no se sometían, antes de que los conquistadores los pasasen por la piedra, en tanto que López Vidal transmitía las enseñanzas divinas a la vez que convencía a los fieles para que cediesen los terrenos para abrir pistas en las aldeas, buscaba ayudas para llevar la electricidad y gestaba compromisos para la instalación de teléfonos públicos y traídas de agua. Al cabo de unos años fue alcalde de A Fonsagrada y siguió ejerciendo ambos apostolados.
El apostolado civil-dotacional que llevó a cabo en A Trapa y en las demás parroquias incorporadas no pasó desapercibido a los ojeadores de la UCD. Personas conocidas en A Fonsagrada, entre ellas el procurador Rancaño, consiguieron que aceptase figurar en la lista del gobernante partido centrista para las primeras elecciones municipales democráticas. Con posterioridad se enteró de que, por decisión de sus compañeros, era el candidato a la alcaldía. Lograron siete concejales; cinco los aliancistas, que presentaban al alcalde, José Antonio Freije, y uno los nacionalistas. En el segundo y último mandato Antonio López Vidal aún consiguió una representación mayor.
Como del conjunto de sus 50 años de sacerdocio, considera que el balance es positivo, pero dice que los ocho que estuvo metido en política fueron de un trabajo especialmente intenso porque tuvo que compatibilizar las funciones de alcalde y párroco. No formó parte de los llamados curas progres ni tampoco de los reaccionarios; dice que se limitó a echar una mano en una época en la que no había servicios públicos y, especialmente en A Fonsagrada, estaba todo por hacer. «Daquela, como agora, no clero había opinións distintas, pero penso que moitos compañeiros curas viron ben que eu fose alcalde».
Criterio de los obispos
Los compañeros que lo conocían lo apoyaron, pero los obispos gallegos no estaban por la labor y, antes de que comenzase el segundo mandato de las corporaciones democráticas, sacaron una norma impidiendo que los párrocos formaran parte de las corporaciones. En la diócesis de Lugo ya estaba fray José Gómez, que asumió el acuerdo de los prelados, pero llegó a otro con López Vidal, que se presentó de nuevo a las elecciones y siguió cuatro años más en la política municipal. «Chegamos a un acordo e durante ese tempo eu renunciei ao salario de párroco, aínda que seguín atendendo as parroquias».
Ahora vive en su casa natal de O Padrón, desde donde sigue atendiendo las cuatro parroquias que tiene asignadas. Se ordenó en agosto de 1961 y siete días más tarde ofició la primera misa en la iglesia en la que había sido bautizado 24 años antes, acto que precedió a una fiesta familiar con un centenar de invitados. Hijo de labradores con familia numerosa de las de antes, su vocación se reforzó con la influencia de un tío cura. Tuvo su primera parroquia en Cervantes y a los tres años se fue para A Trapa. A partir de ahí le fueron encargando más, Veiga de Logares, San Andrés de Logares y en el 2001, Carballido. Tuvo alguna ocasión de acercarse a Lugo, «pero nacín nun medio rural e sempre me gustou máis este ambiente». Está convencido de que es más difícil que un cura de ciudad se adapte a una zona rural.
En los años 60 había que desplazarse durante horas a pie o a caballo desde cualquier sitio. Por eso, cuando fue alcalde, a través de otras personas consiguió entrevistarse en Ribadeo con el presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, y lograron que se declarase el municipio zona de acción especial. En la villa son de su época la travesía, el instituto, 30 viviendas, el mercado y la mejora de la traída. En las parroquias, algo de todo.
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