El reactor I de la nuclear de Fukushima, que tras el terremoto registra problemas en el sistema de refrigeración, no ha podido normalizarse en las últimas horas pese a los mensajes tranquilizadores de las autoridades que han ordenado una evacuación "preventiva" de las cerca de 3.000 personas residentes en las inmediaciones de la planta. El ministro de Economía, Comercio e Industria nipón, Banri Kaieda, ha admitido ahora que la planta podría sufrir una pequeña fuga de radiación, recogen las agencias de noticias japonesas. "Estamos haciendo todo lo posible para encarar la situación", ha señalado Kaieda.
Un portavoz de la compañía que explota la planta nuclear citado por la agencia AFP también ha admitido que la avería del reactor está lejos de normalizarse. "La presión ha subido y estamos intentando disminuirla", ha advertido. La temperatura del reactor, desactivado automáticamente tras el seísmo, todavía no ha podido normalizarse y la presión de la vasija -cavidad blindada en la que se aloja el reactor- es actualmente 1,5 veces mayor del nivel para la que fue diseñada. Ello podría obligar al Gobierno a liberar vapor radiactivo de forma controlada para evitar males mayores como una fusión del núcleo que expulsaría gran cantidad de material radiactivo al exterior y, en el peor de los escenarios posibles, podría provocar la explosión del reactor.
Soldados de las Fuerzas de autodefensa (el nombre del ejército japonés), pertrechados con protecciones nucleares, han sido desplegados en la central para verificar la situación. Las fuerza aéreas de EE UU también han entregado refrigerante a una central nuclear japonesa, según ha comunicado la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, sin especificar la forma en que se ha instalado. "Una de las centrales ha recibido una gran presión tan el temblor y no tiene suficiente líquido refrigerante. Los aviones de la USAF han podido entregarlo", ha dicho Clinton.
Declarada la emergencia nuclear
La emergencia nuclear declarada en Japón sigue el procedimiento de seguridad internacional para minimizar los daños que el terremoto haya podido causar a las instalaciones nucleares y garantizar que no se han producido fugas radiactivas, como ocurrió en la planta japonesa de Kashiwazaki-Kariwa que vertió al mar unos mil litros de agua contaminada tras el terremoto de 2007.
La alerta se explica porque ni los reactores instalados en el país, una referencia para la seguridad a nivel mundial dado que fueron diseñados para resistir a los seísmos que habitualmente sufre la zona, parecen preparados para soportar un movimiento telúrico de la intensidad del que ha sacudido la costa nororiental del país, de 8,9 en la escala Richter. "Los reactores se diseñan considerando datos históricos de los seísmos de la zona en que se van a construir", detalla Juli Barceló, exconsejero del Consejo de Seguridad Nuclear, máxima autoridad atómica de España. "En Japón las nucleares están construidas para resistir terremotos de una intensidad alrededor de 7,5", detalla. "El primer paso, ante la intensidad del terremoto, es decretar la emergencia para asegurarse de que no ha habido averías que desemboquen en fugas o explosiones".
Las plantas nucleares poseen dos puntos especialmente débiles: el reactor, que debe mantenerse aislado y a una temperatura estable de unos 300 grados centígrados; y el sistema de refrigeración del mismo, que evita sobrecalentamientos que puedan derivar en una explosión. Es el riesgo que ha sufrido la planta atómica de Fukushima, cuyo circuito de refrigeración ha sufrido una avería que ha provocado un fallo en la instalación. "Uno de los motores que alimenta el sistema de refrigeración ha fallado. Es relativamente alarmante porque debería haber funcionado correctamente", señala José María García Casasnovas, ingeniero industrial experto en energía nuclear y vocal de la comisión de Energía del Colegio de Ingenieros. "Hay que investigar qué ha pasado y si la avería obedece a afectaciones causadas por el terremoto", añade.
Estados Unidos ha contribuido en un primer momento trasladando en sus aeronaves líquido refrigerante a la planta nuclear de Fukushima, para evitar la posible ruptura del sistema de enfriamiento. Las autoridades niponas siguen pendientes de la evolución del reactor y el combustible nuclear que, pese a hallarse desactivado, todavía no ha podido refrigerarse según lo previsto.
El sistema de refrigeración, crucial
La sacudida sísmica también ha afectado la nuclear de Onagawa, donde se ha incendiado una de las turbinas también vinculadas con el sistema de refrigeración del reactor. Más que las llamas, la alerta se centra en el mal funcionamiento de la refrigeración puesto que si la planta hubiera seguido funcionando el reactor se habría calentado en exceso hasta propiciar su explosión.
Es una sucesión de acontecimientos similar a la que propició el accidente radiactivo de Chernobil en 1986, uno de los mayores desastres medioambientales causados por una central nuclear. "Pero Japón ha paralizado la central inmediatamente y parece que el resto de sistemas de seguridad funcionan según lo previsto. Ahora es primordial certificar que los circuitos de refrigeración y los reactores paralizados pueden seguir operando con seguridad", advierte Casasnovas. "Por eso la emergencia se mantendrá hasta que se haya descartado cualquier riesgo", precisa.
Laemergencia haparado aproximadamente el 25% de la potencia nuclear instalada en el país mientras el 75% sigue funcionando con normalidad. "Es unaalteración importante que afecta alrededor de la cuarta parte del parque nuclear", calcula Casasnovas."Por ahora se está sustituyendo la energía que producían los reactores afectados con plantas de gas líquido, aunque si se prorroga la situación de emergencia Japón quizá deba recurrir a otras fuentes energéticas".
Evacuación sin alarma, según las autoridades
Aparentemente no hay motivo de alarma: el Organismo Internacional de Energía Atómica ha comunicado que no ha detectado fugas de radiactividad en Japón, que concentra 55 reactores nucleares que generan alrededor del 30% de electricidad que consume el país. Pero la precaución es máxima: se mantienen parados 11 reactores nucleares y las autoridades han ordenado el desalojo de unas 2.800 personas que viven en las cercanías de la planta de Fukushima. El reactor de la planta se ha parado pero el núcleo permanece caliente, aunque se descarta ya el riesgo de una explosión, según las autoridades locales.
"Las preocupaciones son: en primer lugar, explosiones como la que habría podido ocurrir en Fukushima. Después, que el terremoto haya podido causar algún resquebrajamiento en la vasija de los reactores que provoque emisiones de radiactividad al exterior", detalla el doctor Eduard Rodríguez-Farré, miembro del Comité Científico de la UE y experto en radiobiología. "Parar las centrales ha garantizado que no haya explosiones, ahora deben inspeccionar que los sistemas de refrigeración y aislamiento de los reactores no han quedado afectados", señala. "Lo lógico es que los reactores se mantengan parados hasta que hayan sido revisados uno por uno".
Un portavoz de la compañía que explota la planta nuclear citado por la agencia AFP también ha admitido que la avería del reactor está lejos de normalizarse. "La presión ha subido y estamos intentando disminuirla", ha advertido. La temperatura del reactor, desactivado automáticamente tras el seísmo, todavía no ha podido normalizarse y la presión de la vasija -cavidad blindada en la que se aloja el reactor- es actualmente 1,5 veces mayor del nivel para la que fue diseñada. Ello podría obligar al Gobierno a liberar vapor radiactivo de forma controlada para evitar males mayores como una fusión del núcleo que expulsaría gran cantidad de material radiactivo al exterior y, en el peor de los escenarios posibles, podría provocar la explosión del reactor.
Soldados de las Fuerzas de autodefensa (el nombre del ejército japonés), pertrechados con protecciones nucleares, han sido desplegados en la central para verificar la situación. Las fuerza aéreas de EE UU también han entregado refrigerante a una central nuclear japonesa, según ha comunicado la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, sin especificar la forma en que se ha instalado. "Una de las centrales ha recibido una gran presión tan el temblor y no tiene suficiente líquido refrigerante. Los aviones de la USAF han podido entregarlo", ha dicho Clinton.
Declarada la emergencia nuclear
La emergencia nuclear declarada en Japón sigue el procedimiento de seguridad internacional para minimizar los daños que el terremoto haya podido causar a las instalaciones nucleares y garantizar que no se han producido fugas radiactivas, como ocurrió en la planta japonesa de Kashiwazaki-Kariwa que vertió al mar unos mil litros de agua contaminada tras el terremoto de 2007.
La alerta se explica porque ni los reactores instalados en el país, una referencia para la seguridad a nivel mundial dado que fueron diseñados para resistir a los seísmos que habitualmente sufre la zona, parecen preparados para soportar un movimiento telúrico de la intensidad del que ha sacudido la costa nororiental del país, de 8,9 en la escala Richter. "Los reactores se diseñan considerando datos históricos de los seísmos de la zona en que se van a construir", detalla Juli Barceló, exconsejero del Consejo de Seguridad Nuclear, máxima autoridad atómica de España. "En Japón las nucleares están construidas para resistir terremotos de una intensidad alrededor de 7,5", detalla. "El primer paso, ante la intensidad del terremoto, es decretar la emergencia para asegurarse de que no ha habido averías que desemboquen en fugas o explosiones".
Las plantas nucleares poseen dos puntos especialmente débiles: el reactor, que debe mantenerse aislado y a una temperatura estable de unos 300 grados centígrados; y el sistema de refrigeración del mismo, que evita sobrecalentamientos que puedan derivar en una explosión. Es el riesgo que ha sufrido la planta atómica de Fukushima, cuyo circuito de refrigeración ha sufrido una avería que ha provocado un fallo en la instalación. "Uno de los motores que alimenta el sistema de refrigeración ha fallado. Es relativamente alarmante porque debería haber funcionado correctamente", señala José María García Casasnovas, ingeniero industrial experto en energía nuclear y vocal de la comisión de Energía del Colegio de Ingenieros. "Hay que investigar qué ha pasado y si la avería obedece a afectaciones causadas por el terremoto", añade.
Estados Unidos ha contribuido en un primer momento trasladando en sus aeronaves líquido refrigerante a la planta nuclear de Fukushima, para evitar la posible ruptura del sistema de enfriamiento. Las autoridades niponas siguen pendientes de la evolución del reactor y el combustible nuclear que, pese a hallarse desactivado, todavía no ha podido refrigerarse según lo previsto.
El sistema de refrigeración, crucial
La sacudida sísmica también ha afectado la nuclear de Onagawa, donde se ha incendiado una de las turbinas también vinculadas con el sistema de refrigeración del reactor. Más que las llamas, la alerta se centra en el mal funcionamiento de la refrigeración puesto que si la planta hubiera seguido funcionando el reactor se habría calentado en exceso hasta propiciar su explosión.
Es una sucesión de acontecimientos similar a la que propició el accidente radiactivo de Chernobil en 1986, uno de los mayores desastres medioambientales causados por una central nuclear. "Pero Japón ha paralizado la central inmediatamente y parece que el resto de sistemas de seguridad funcionan según lo previsto. Ahora es primordial certificar que los circuitos de refrigeración y los reactores paralizados pueden seguir operando con seguridad", advierte Casasnovas. "Por eso la emergencia se mantendrá hasta que se haya descartado cualquier riesgo", precisa.
Laemergencia haparado aproximadamente el 25% de la potencia nuclear instalada en el país mientras el 75% sigue funcionando con normalidad. "Es unaalteración importante que afecta alrededor de la cuarta parte del parque nuclear", calcula Casasnovas."Por ahora se está sustituyendo la energía que producían los reactores afectados con plantas de gas líquido, aunque si se prorroga la situación de emergencia Japón quizá deba recurrir a otras fuentes energéticas".
Evacuación sin alarma, según las autoridades
Aparentemente no hay motivo de alarma: el Organismo Internacional de Energía Atómica ha comunicado que no ha detectado fugas de radiactividad en Japón, que concentra 55 reactores nucleares que generan alrededor del 30% de electricidad que consume el país. Pero la precaución es máxima: se mantienen parados 11 reactores nucleares y las autoridades han ordenado el desalojo de unas 2.800 personas que viven en las cercanías de la planta de Fukushima. El reactor de la planta se ha parado pero el núcleo permanece caliente, aunque se descarta ya el riesgo de una explosión, según las autoridades locales.
"Las preocupaciones son: en primer lugar, explosiones como la que habría podido ocurrir en Fukushima. Después, que el terremoto haya podido causar algún resquebrajamiento en la vasija de los reactores que provoque emisiones de radiactividad al exterior", detalla el doctor Eduard Rodríguez-Farré, miembro del Comité Científico de la UE y experto en radiobiología. "Parar las centrales ha garantizado que no haya explosiones, ahora deben inspeccionar que los sistemas de refrigeración y aislamiento de los reactores no han quedado afectados", señala. "Lo lógico es que los reactores se mantengan parados hasta que hayan sido revisados uno por uno".
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