lunes, 29 de agosto de 2011

La superficie agraria abandonada aumentó un 66% en Galicia en la última década



Distribucion superficie agraria en GALICIA


La comunidad suma 85.000 hectáreas de tierras improductivas, 34.000 más de las que tenía hace diez años . En la provincia de Lugo hay siete veces más fincas baldías que en 1998










P. PÉREZ / T. DOMÍNGUEZ SANTIAGO El progresivo abandono del rural está dejando tras de sí un reguero de tierras abandonadas. En Galicia han quedado en desuso en la última década casi 34.500 hectáreas de superficie agraria, de manera que las tierras improductivas se han incrementado en un 66% durante ese periodo. El envejecimiento poblacional, más acusado en el campo, la falta de relevo generacional y el cierre de miles de explotaciones por su escasa rentabilidad son las causas que están detrás de este aumento de fincas abandonadas.

De hecho, son las provincias de Ourense y, especialmente las de Lugo, las más afectadas por el aumento de tierras improductivas. Hace diez años solo había 2.435 hectáreas en desuso en el campo lucense, pero esta cifra se disparó hasta las 16.531 que contabilizó el Ministerio de Medio Ambiente en su último anuario, casi siete veces más.

En Ourense la superficie agraria que dejó de cultivarse ya asciende a más de 27.000 hectáreas, casi 10.000 más que en 1998. Es A Coruña, sin embargo, la que registra una mayor extensión de parcelas improductivas, un total de 28.300 hectáreas, un 49% más que hace una década.

El incremento ha sido menor en Pontevedra, de solo un 11%. Esta provincia es la que tiene en la actualidad menos tierras en desuso. Solo 13.600 hectáreas.

"Las parcelas que quedan abandonadas son las más pequeñas y las menos productivas, como los minifundios, que van quedando fuera del ciclo productivo", explica Jacobo Feijóo, secretario de Desenvolvemento Rural de Unións Agrarias.

A esto suma la progresiva desaparición de explotaciones ganaderas. Y, en este caso, apunta que no necesariamente son las más pequeñas. "Antes los cierres eran anecdóticos, de granjas con dos o tres animales. Ahora las que se clausuran son más grandes, viables, con más animales y volumen económico", aclara Feijóo.

En la comunidad autónoma la superficie no cultivada asciende a 317.159 hectáreas, aunque solo 85.600 se pueden considerar tierras improductivas, en la práctica totalidad de los casos porque han quedado abandonadas, tal y como explican desde los sindicatos agrarios.

Por el contrario, los cultivos se extienden por 415.000 hectáreas de superficie en la comunidad autónoma, a lo que habría que sumar otros 464.946 hectáreas de prados y pastizales empleados para la ganadería.

A pesar de que se ha incrementado en un 66% el número de hectáreas abandonadas, la producción agraria en Galicia no ha disminuido. Así lo asegura Unións Agrarias que explica que, aunque hay cada vez menos tierras y menos gente trabajando en el campo, las explotaciones son "más grandes, más optimizadas, productivas y competitivas". "Es el caso de la leche, por ejemplo. Se cerraron muchas granjas, pero la cantidad de leche que estamos produciendo no es inferior en cifras absolutas a la que se producía antes", explica Jacobo Feijóo.

De los casi tres millones de hectáreas de superficie que tiene Galicia, el tipo de suelo que más predomina, sin embargo, son los terrenos forestales. Según el anuario del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, el 60% de la comunidad autónoma son montes -casi dos millones de hectáreas- si bien un 32% aproximadamente de esta superficie permanece desarbolada y, por tanto, sin aprovechamiento forestal.

Una de las batallas de la Administración autonómica para revitalizar el campo gallego es precisamente rentabilizar las tierras abandonadas y para ello se ha creado el Banco de Terras de Galicia (Bantegal), un instrumento mediante el cual los propietarios de terrenos en desuso ceden voluntariamente sus propiedades a la Xunta para que intente alquilarlas a otros agricultores que necesiten ampliar sus explotaciones. Sin embargo, y tras varias reformas, el Bantegal solo ha conseguido, de momento, poner a producir de nuevo el 15 por ciento de las fincas que gestiona. A este Banco de Tierras se han incorporado un total de 8.600 parcelas, que suman unas 3.850 hectáreas de superficie.

El departamento de Samuel Juárez ya había reformado el Bantegal, ideado por su predecesor en el cargo, el nacionalista Alfredo Suárez Canal, para permitir que las fincas de carácter rústico también pudieran incorporarse al banco de tierras y sumar así nuevas adhesiones. El pasado año decidió además congelar las tasas de arrendamiento de las parcelas para facilitar su alquiler. Sin embargo, aún no ha conseguido poner a producir 7.247 parcelas de las 8.600 que gestiona.

"Los resultados son prácticamente anecdóticos. El número de hectáreas que se arrendan son ridículas", critica Jacobo Feijóo, de Unións Agrarias.

En su opinión, la idea del Banco de Terras "no es mala", pero cree que no se ha convertido en "un instrumento eficaz". "A dia de hoy es más un conjunto de buenas intenciones que una realidad que esté funcionando", explica Feijóo.

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