Su padre era antiperonista; su madre peronista a muerte
Javier González Méndez (17/04/12)
GALICIA DIGITAL
Por las venas de Cristina Fernández de Kirchner, la mujer
trending topic de twitter durante las últimas 16 horas, es posible que
algunos piensen desde ayer que circula petróleo, pero en realidad corre
sangre gallega. Quizá por eso mantuvo al pobre José Manuel Soria,
ministro de Industria, Repsol y la cosa, dudando todo un fin de semana
si la señora Presidenta estaba subiendo o bajando las escaleras de la
expropiación de la petrolera.
Nieta de Pacasio Fernández, un gallego del lugar de
Vilarxubín, parroquia de Santa María do Trobo, las raíces de su árbol
genealógico se desparraman por el término municipal lucense de A
Fonsagrada. Su abuelo emigró en 1920 a hacer las Américas, y se instaló
en Buenos Aires, donde aprendió la profesión de sastre que ahora les
permite a ustedes, al gobierno español y a los directivos de Repsol,
comprender de dónde le viene a la señora
Presidenta de la República Argentina la afición de "tomar medidas".
Su padre
se llamaba Eduardo, dicho sea para aquellos que estos días se acuerdan
con tanta insistencia del progenitor de la señora de Kirchner. Era un
antiperonista irreductible y trabajó en la industria agropecuaria hasta
que se compró un colectivo (que es como llaman allende a los autobuses),
que manejó de acá para ashá hasta el final de su vida en la ciudad de
La Plata.
La vena peronista le viene de su madre,
Ofelia Wilhem, también descendiente de españoles, que la fue metiendo
en el nacional-populismo del General Perón y en los delirios juveniles
de convertirse en la Evita del siglo XXI.
Han sido pues, gotas de sangre gallega, las que estos días han
envenenado la sangre a tantos españoles. Otro producto humano de
denominación de origen lucense, que ya había producido líderes
americanos como Fidel Castro. Entre Láncara y A Fonsagrada, las tierras
paternas del viejo Comandante y de esa fotocopia actualizada de Evita,
apenas hay cien kilómetros de distancia.
Con todos los respetos para Lugo, que da tan buena leche, tan buena
carne y tan buena gente, hay que reconocer que, de vez en cuando, se le
ha ido la mano y ha traído al mundo Castros y Fernández, Fideles y
Cristinas que dejan al mundo con el corazón en un puño.
De Cristina Fernández de Kirchner, la mujer que nos ha dejado
en 24 horas compuestos y sin YPF, sólo se puede decir lo que suelen
decir en estos casos sus paisanos gallegos sacudiéndose de hombros: "por
una parte
yo qué sé y por otra qué quieres que te diga".
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