jueves, 26 de enero de 2012

LA HUIDA DEL COMANDANTE MORENO


MEMORIA HISTÓRICA
La huida del comandante Moreno

El líder del Batallón Galicia y sus hombres fueron fusilados por falangistas de A Fonsagrada cuando regresaban de Asturias a A Coruña tras la caída del Frente Norte en octubre de 1937. ROSA PRIETO Rosa Prieto.A Coruña
29 de octubre de 1937. El comandante Moreno y sus hombres entraron en Galicia procedentes de Asturias por el municipio lucense de Negueira de Muñiz. Subieron por el pueblo asturiano de Trasmonte. Escondidos entre la vegetación llegaron a una zona de viñedos. Leoncio y Secundino, dos asturianos de Teixeira, en Grandas de Salime, estaban trabajando sus viñas y cuando se disponían a comer escucharon unas voces entre la maleza. De entre los arbustos salió un grupo de militares capitaneados por Moreno. El comandante y su grupo comieron y bebieron con los dos campesinos por el cacho, una taza de madera típica de la zona estrecha en la parte inferior y ancha en la superior. Tras almorzar, Moreno les preguntó cómo evitar la zona de El Acebo porque sabía que los falangistas del lugar estaban preparando un golpe contra las tropas republicanas. Aunque les indicaron bien, el grupo del Batallón Galicia se equivocó y en el primer cruce de regatos continuaron a la izquierda en lugar de tomar el desvío de la derecha y salieron a El Acebo.
Esa noche, el fuerte del grupo se fue a dormir al pajar de una cantina y Moreno y El ayudante, y tal vez un tercer militar, se fueron a la otra fonda, hoy derruida. Los falangistas supieron dónde se alojaban y fueron a por ellos. Cuentan los vecinos de la zona que sobre las 23.30 horas del día 29 varios hombres de Falange irrumpieron en el pajar, sacaron a los militares del Batallón Galicia y pasearon a nueve de ellos. Los dejaron tirados en la carretera hasta que reclutaron en los pueblos cercanos a vecinos que vinieran a cavar la fosa. Entre ellos varios niños porque los adultos
tenían miedo a que se tomaran represalias contra ellos.
A la una de la madrugada del día 30, los falangistas fueron a por Moreno. El comandante estaba escondido en la primera planta de la cantina de Carola. A la cabeza del grupo local de Falange iba uno de los hermanos Calvelo, a quien Moreno, desde la escalera de la fonda, dijo: "O te vas o disparo". Él hizo caso omiso y el comandante lo mató de un disparo, tiró una bomba de humo y huyó por una de las ventanas de la parte trasera de la cantina. Junto a Moreno, escaparon el ayudante y un tercer militar que, o bien los franquistas mataron a la salida de la fonda o logró fugarse porque a la casa donde se cobijaron al día siguiente en Bustelo del Camino (Asturias) sólo llegaron el comandante y
El ayudante.
Los escondites
En su huida de El Acebo rodearon la montaña hasta llegar Bustelo del Camino, a tan sólo tres kilómetros de donde los falangistas habían cometido la matanza. Allí encontraron a Carmen, de la Casa del Medio, cuando iba con sus hijos a buscar leña. Los llevó a la vivienda, donde estaba su marido Manuel, para que secasen sus ropas empapadas por la lluvia de la noche.
La familia los dirigió para que librasen los embudos que tenía Falange. Los guiaron haciendo una circunferencia por los pueblos de Asturias, hasta que llegaron a Monteserín Pequeño. Una vez allí, entraron en la casa de Blanco. Cándida les abrió y les dejó entrar para secarse y calentarse. Un vecino los vio entrar, recogió las vacas que tenía en el prado y fue a delatarlos a El Acebo.
En el momento en el que llegaron a la casa de Blanco, la familia estaba preparando sopa y cociendo castañas. Era una casa pudiente. Tenían un hórreo grande para guardar las cosechas y los vecinos decían que las máquinas mallaban día y medio en aquella casa. Moreno y El Ayudante se pusieron junto al fuego y la familia les ofreció de comer. Moreno les dijo "si les sobra sí, si nos basta con calentarnos". Comieron sopa y castañas. "Moreno no sabía pelar las castañas. Se las pelaba el ayudante, que al tiempo se reía de él", relata uno de los hijos del matrimonio Blanco. "El comandante -recuerda- tenía una cazadora y unas botas buenas. Estaba muy bien vestido. El Ayudante llevaba los zapatos rotos. Se le veían los pies".
Los dos escapados estaban inquietos y se levantaban cada poco a vigilar la puerta de la entrada. A los pocos minutos, entraron varios falangistas en la vivienda acompañados por un guardia civil conocido por el apodo de Recouso, encargado de la censura en A Fonsagrada. Nada más ver a Moreno se abalanzó sobre él y comenzó el enfrentamiento. En la pelea, tiraron el pote con la sopa. Cuando lo tenían esposado, según comenta el hijo del matrimonio Blanco, Moreno cogió la tapa y cubrió la carne que había caído durante el forcejeo. La dejó tapada en el suelo.
No se sabe qué ocurrió con El Ayudante, si fue paseado también y enterrado junto a Moreno o si logró huir. Los vecinos cuentan que dos militares del grupo de Moreno lograron huir malheridos del golpe de los falangistas hasta
A Fonsagrada, donde fueron fusilados el día 4 de octubre junto al cementerio. Tal vez uno de ellos, sea El Ayudante.
Tras el golpe en la casa de Blanco, a Moreno lo prendieron con la cadena del ganado en la cantina de la que se había fugado en la madrugada del día anterior. Lo desnudaron y lo torturaron durante horas, hasta que el tiro de gracia se lo dio el hermano de O Calvelo, a quien el comandante había matado de un disparo en su huida. El falangista, según cuentan en A Fonsagrada, falleció loco perseguido por la sombra de Moreno.
En los días posteriores a la matanza, varios niños de la aldea lucense de Monteseiro cavaron la fosa en la que reposan los restos del comandante Moreno junto a los de sus hombres, en el monte de El Acebo, en el límite de Asturias con la provincia de Lugo. En esos
días, en el cercano lugar de Pedras Apañadas acribillaron a un grupo de huidos entre los que se encontraba un adolescente. De nuevo, los niños enterraron a los paseados.
Hoy, setenta años después de la matanza en las proximidades de A Fonsagrada, los restos de Moreno y de sus hombres serán exhumados.

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