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El impulso de un programa de asociacionismo o cooperativismo que rentabilice la producción maderera y dé continuidad a las experiencias iniciadas con las Uxfor (Unidades de Xestión Forestal) es uno de los retos del monte lucense. Otra necesidad es la obtención de la certificación forestal, que se convertirá en un requisito imprescindible para la comercialización. Las sociedades Monte Industria y Fearmarga (Federación de Aserraderos y Rematantes de Madera de Galicia) promueven una certificación conjunta para el área A Mariña-Ortegal con el fin de facilitar la posterior incorporación de pequeños propietarios que no pueden afrontar el plan de ordenación y gestión exigido por su elevado coste. Éstas fueron las conclusiones del foro sobre el sector forestal en Lugo, organizada por El Progreso, que contó con la participación del jefe del Servizo Provincial de Montes, Miguel Cela; el vicepresidente de Fearmarga, Daniel Villapol; el profesor de la Escuela Politécnica Superior de Lugo, Antonio Rigueiro; y el directivo de Propietarios de Montes de Galicia (Promagal), Ramón Reimunde.
FALTA DE PLANIFICACIÓN
Lugo cuenta con 500.000 hectáreas de monte arbolado, según indicó Antonio Rigueiro. De ellas un 35% son pinos, con predominio del pino radiata, cuya plantación experimenta un descenso, y un 20% de eucalipto. Estas cifras son aproximadas, ya que aún no están disponibles los datos del Cuarto Inventario Forestal Nacional, elaborado por el Ministerio de Medio Rural. El trabajo de campo ya se hizo el año pasado en Lugo, según explicó Miguel Cela, y se está a la espera de la presentación de datos. Ramón Reimunde apuntó que una década es un periodo demasiado largo, "os datos oficiais deberían actualizarse con máis frecuencia. Hai medios técnicos suficientes para executar este labor". Cela precisó que la Xunta publicará inventarios intermedios cada cinco años, "cunha metodoloxía similar ao nacional para que os resultados sexan comparableAntonio Rigueiro defendió la urgencia de proceder a una ordenación forestal ligada a la ordenación del territorio. "Necesitamos una planificación detallada. Levamos varios lustros falando dunha Lei de Montes que non acaba de convertirse en realidade e o Plan Forestal dos anos 90 nos se cumpre. Temos que abordar un novo plan ou reconducir o vixente, para o que se precisaría un consenso político e social".
Rigueiro abogó por el desarrollo de medidas "estables que permitan a obtención de resultados a medio e longo prazo. O problema é que os políticos non se atreven a promover actuacións que poden ser conflictivas desde o punto de vista social". El docente de la Politécnica defendió la diversidad, "para non ter unha dependencia tan grande do eucalipto e do pino, que agora atravesa unha mala época ao non ter saída a madeira comercializada polas industrias de primeira transformación. Se non foramos tan dependentes, a crise sería máis levadeira".
El problema de la diversidad choca con las preferencias de los propietarios. Ramón Reimunde recordó que la decisión "correspóndelle ao dono do monte, que en ocasións non conta con orientacións mínimas. As regulacións teñen que partir da Administración, pero precisan do acordo mutuo entre as industrias e propietarios".
Daniel Villapol apuntó que no todos los terrenos "son propicios para esa diversificación". Puso como ejemplo la plantación de frondosas en la concentración de montes de Trabada, "que non se deron ben en tódolos casos". Antonio Rigueiro matizó que algunas especies arbóreas de largo crecimiento requieren terrenos fértiles. "Cando se abandonan os terreos agrarios, en vez de dedícalos á plantación de eucalipto ou pino, sería interesante apostar por outras especies". Para facilitar que los propietarios hagan esta apuesta es necesaria la concesión de incentivos, como hacen varias comunidades autónomas. "O dono do monte só tería que devolver os adiantos cando venda a madeira", precisó Rigueiro. Pese a estas ventajas, son muchos los que optan por especies de crecimiento rápido.
CERTIFICACIÓN FORESTAL
Los trámites para obtener una certificación forestal que abarque A Mariña y Ortegal, donde se concentra la producción maderera gallega, está muy avanzada. Los aserraderos, fabricantes de tableros y celulosas ya tienen la certificación de la cadena de custodia, pero son los propietarios de montes los que deben producir madera certificada con el respaldo de un plan de gestión.
Daniel Villapol subrayó que la industria tomó las riendas para gestionar la certificación porque resultaba apremiante. "Só hai unhas 85.000 hectáreas de madeira certificada en Galicia, que se atopa en montes consorciados coa Xunta, que asumiu os custos da certificación ao tratarse de superficies amplas. Os montes privados tamén deben entrar neste proceso. Non podemos vender, e menos competir, sen certificado. Fixemos un plan de ordenación para A Mariña e Ortegal e xestionamos a certificación, á que se poderán incorporar sen maior problema os os donos dos montes", concluyó el vicepresidente de Fearmarga.
El impulso de un programa de asociacionismo o cooperativismo que rentabilice la producción maderera y dé continuidad a las experiencias iniciadas con las Uxfor (Unidades de Xestión Forestal) es uno de los retos del monte lucense. Otra necesidad es la obtención de la certificación forestal, que se convertirá en un requisito imprescindible para la comercialización. Las sociedades Monte Industria y Fearmarga (Federación de Aserraderos y Rematantes de Madera de Galicia) promueven una certificación conjunta para el área A Mariña-Ortegal con el fin de facilitar la posterior incorporación de pequeños propietarios que no pueden afrontar el plan de ordenación y gestión exigido por su elevado coste. Éstas fueron las conclusiones del foro sobre el sector forestal en Lugo, organizada por El Progreso, que contó con la participación del jefe del Servizo Provincial de Montes, Miguel Cela; el vicepresidente de Fearmarga, Daniel Villapol; el profesor de la Escuela Politécnica Superior de Lugo, Antonio Rigueiro; y el directivo de Propietarios de Montes de Galicia (Promagal), Ramón Reimunde.
FALTA DE PLANIFICACIÓN
Lugo cuenta con 500.000 hectáreas de monte arbolado, según indicó Antonio Rigueiro. De ellas un 35% son pinos, con predominio del pino radiata, cuya plantación experimenta un descenso, y un 20% de eucalipto. Estas cifras son aproximadas, ya que aún no están disponibles los datos del Cuarto Inventario Forestal Nacional, elaborado por el Ministerio de Medio Rural. El trabajo de campo ya se hizo el año pasado en Lugo, según explicó Miguel Cela, y se está a la espera de la presentación de datos. Ramón Reimunde apuntó que una década es un periodo demasiado largo, "os datos oficiais deberían actualizarse con máis frecuencia. Hai medios técnicos suficientes para executar este labor". Cela precisó que la Xunta publicará inventarios intermedios cada cinco años, "cunha metodoloxía similar ao nacional para que os resultados sexan comparableAntonio Rigueiro defendió la urgencia de proceder a una ordenación forestal ligada a la ordenación del territorio. "Necesitamos una planificación detallada. Levamos varios lustros falando dunha Lei de Montes que non acaba de convertirse en realidade e o Plan Forestal dos anos 90 nos se cumpre. Temos que abordar un novo plan ou reconducir o vixente, para o que se precisaría un consenso político e social".
Rigueiro abogó por el desarrollo de medidas "estables que permitan a obtención de resultados a medio e longo prazo. O problema é que os políticos non se atreven a promover actuacións que poden ser conflictivas desde o punto de vista social". El docente de la Politécnica defendió la diversidad, "para non ter unha dependencia tan grande do eucalipto e do pino, que agora atravesa unha mala época ao non ter saída a madeira comercializada polas industrias de primeira transformación. Se non foramos tan dependentes, a crise sería máis levadeira".
El problema de la diversidad choca con las preferencias de los propietarios. Ramón Reimunde recordó que la decisión "correspóndelle ao dono do monte, que en ocasións non conta con orientacións mínimas. As regulacións teñen que partir da Administración, pero precisan do acordo mutuo entre as industrias e propietarios".
Daniel Villapol apuntó que no todos los terrenos "son propicios para esa diversificación". Puso como ejemplo la plantación de frondosas en la concentración de montes de Trabada, "que non se deron ben en tódolos casos". Antonio Rigueiro matizó que algunas especies arbóreas de largo crecimiento requieren terrenos fértiles. "Cando se abandonan os terreos agrarios, en vez de dedícalos á plantación de eucalipto ou pino, sería interesante apostar por outras especies". Para facilitar que los propietarios hagan esta apuesta es necesaria la concesión de incentivos, como hacen varias comunidades autónomas. "O dono do monte só tería que devolver os adiantos cando venda a madeira", precisó Rigueiro. Pese a estas ventajas, son muchos los que optan por especies de crecimiento rápido.
CERTIFICACIÓN FORESTAL
Los trámites para obtener una certificación forestal que abarque A Mariña y Ortegal, donde se concentra la producción maderera gallega, está muy avanzada. Los aserraderos, fabricantes de tableros y celulosas ya tienen la certificación de la cadena de custodia, pero son los propietarios de montes los que deben producir madera certificada con el respaldo de un plan de gestión.
Daniel Villapol subrayó que la industria tomó las riendas para gestionar la certificación porque resultaba apremiante. "Só hai unhas 85.000 hectáreas de madeira certificada en Galicia, que se atopa en montes consorciados coa Xunta, que asumiu os custos da certificación ao tratarse de superficies amplas. Os montes privados tamén deben entrar neste proceso. Non podemos vender, e menos competir, sen certificado. Fixemos un plan de ordenación para A Mariña e Ortegal e xestionamos a certificación, á que se poderán incorporar sen maior problema os os donos dos montes", concluyó el vicepresidente de Fearmarga.
La elaboración de un plan de ordenación y de gestión es muy caro para los dueños de pequeñas parcelas, por lo que la normativa permite la incorporación a estos proyectos conjuntos de los propietarios con menos de 25 hectáreas. La tramitación a través de la FSC española y no de la PEC gallega se debió a que la primera facilita la obtención del certificado a nivel "comarcal ou autonómico, non só individual, o que nos permite adaptarnos as características do minufundio galego".
Reimunde se mostró cauto ante esta propuesta. "A certificación é positiva e axudará a unha xestión sostible, pero supoño que a industria non fará un regalo sen buscar unha contrapartida".
Tanto Villapol como Rigueiro coincidieron al afirmar que se trata de un paso necesario para "evitar que madeira quede no monte". El vicepresidente de Fearmaga recordo que se importa madera de Portugal, Brasil y Uruguay, "en vez de botar man da nosa, porque ven certificada".
Rigueiro señaló que este sistema de auditoría ambiental "será obrigatorio nun futuro" y planteó la posibilidad de que la Xunta establezca un "referente autonómico" como vía de salida para que cualquier propietario pueda certificar sus montes. "Non facelo terá consecuencias negativas para o sector en conxunto e para o propietario en particular". Daniel Villapol recordó que, al tomar posesión el nuevo Gobierno, "plantexamos a necesidade dun consenso sobre a certificación forestal".
Miguel Cela puntualizó que el reciente cambio en la normativa internacional "posibilitará o cumprimento dunha dobre certificación PEC e FSC". Aunque de momento sólo se certificaron montes públicos, Cela indicó que se trata de "un instrumento de mercado, algo que lle interesa a todos. Se a industria non ten saída, o propietario tampouco a terá".
La certificación forestal es un código de buenas prácticas, "que obriga a non ter o monte abandonado e prohibe tratamentos con fitosanitarios non autorizados, entre outras cuestións", comentó Villapol. Los auditores visitan varias fincas en distintas zonas cada año para ver si cumplen los requisitos.
Tanto Villapol como Rigueiro coincidieron al afirmar que se trata de un paso necesario para "evitar que madeira quede no monte". El vicepresidente de Fearmaga recordo que se importa madera de Portugal, Brasil y Uruguay, "en vez de botar man da nosa, porque ven certificada".
Rigueiro señaló que este sistema de auditoría ambiental "será obrigatorio nun futuro" y planteó la posibilidad de que la Xunta establezca un "referente autonómico" como vía de salida para que cualquier propietario pueda certificar sus montes. "Non facelo terá consecuencias negativas para o sector en conxunto e para o propietario en particular". Daniel Villapol recordó que, al tomar posesión el nuevo Gobierno, "plantexamos a necesidade dun consenso sobre a certificación forestal".
Miguel Cela puntualizó que el reciente cambio en la normativa internacional "posibilitará o cumprimento dunha dobre certificación PEC e FSC". Aunque de momento sólo se certificaron montes públicos, Cela indicó que se trata de "un instrumento de mercado, algo que lle interesa a todos. Se a industria non ten saída, o propietario tampouco a terá".
La certificación forestal es un código de buenas prácticas, "que obriga a non ter o monte abandonado e prohibe tratamentos con fitosanitarios non autorizados, entre outras cuestións", comentó Villapol. Los auditores visitan varias fincas en distintas zonas cada año para ver si cumplen los requisitos.
GESTIÓN CONJUNTA
La elevada división de la propiedad constituye un hándicap para la gestión de las fincas y la comercialización de la madera. El jefe del Servizo Provincial de Montes incidió en el abaratamiento de los costes de explotación. Miguel Cela abogó por la creación de figuras societarias que integren a los propietarios y asuman la gestión. "Hai que contar infraestructuras preventivas nos montes e abordar a súa xestión conxunta, a partir da propiedade privada. A Administración fomenta estas iniciativas".
Daniel Villapol, que figuró entre los promotores de la concentración de montes de Trabada, la única existente en la provincia, precisó que "para funcionar axeitada e ser competitivos en custos hai que ter máis de 50 hectáreas de terreo. Para un pequeno propietario non é rendible afrontar gastos de coidado da finca. Tampouco é lóxico que a industria se vexa obrigada a traer eucalipto de Uruguai e Brasil para pasta de papel cando o de aquí é de inmellorable calidade".
Rigueiro subrayó que en la provincia hay alrededor de mil montes vecinales, con una superficie media de 200 hectáreas, "que poden mellorar a súa rendabilidade, pois contan con superficie suficiente para eso". No sucede lo mismo con los 100.000 propietarios que se reparten las 450.000 hectáreas restantes. "Son fincas moi repartidas, cuxa xestión ordenada resulta inviable, pero son as que producen máis madeira. A lei creou as Uxfor como figuras societarias para estas fincas".
El representante de Promagal también defendió el asociacionismo, pero lo vinculó a la federación de pequeñas asociaciones municipales, como funciona el colectivo al que pertenece. "Sen asociacións non hai solución. Sería positivo ter varias cooperativas fortes", subrayó. Reimunde señaló que la atomización de la propiedad es "un mecanismo de defensa, aínda que xera unha economía de subsistencia". Daniel Villapol apuntó que la diseminación impide cumplir los parámetros de sostenibilidad y rentabilidad exigibles. Esta situación provoca que "moitas persoas deixen as fincas abandonadas, co consiguinte risco de incendio".
Ramón Reimunde recalcó que a la industria le gustaría que Galicia "fóra un só monte, xa que a estructura actual obriga a negociar propietario a propietario. A parcelación facilita diversificación de especies, sempre que saibamos organizar o sector, que non pode continuar coa lei da selva". Sin embargo precisó que la unión resulta beneficiosa para la venta. Los socios lucenses y orteganos de Promagal exportaron en el último año más de 400.000 toneladas de madera por barco al extranjero, principalmente a Portugal y Marruecos y a países nórdicos. Pese al paulatino crecimiento de la superficie arbolada, Galicia importó más de 700.000 toneladas.
POTENCIAL
Lugo produce 2,3 millones de metros cúbicos de madera, de los que sólo unos 300.000 son gestionados por la Administración a través de terrenos consorciados, de acuerdo con los datos aportados por Miguel Cela. Aunque existen problemas de gestión, la facturación forestal tiene un peso importante en el PIB (Producto Interior Bruto) de la provincia.
Ramón Reimunde resaltó que entre Ribadeo y Ferrol hay 25 millones de toneladas de eucalipto pendiente de corta, cuyo valor supera los 1.200 millones de euros. Pese al valor económico del monte, el directivo de Promagal apuntó que la producción de madera "non resulta atractiva. Constitúe un fracaso, no que os propietarios son os perdedores". A modo de ejemplo comentó que la pasta de papel subió en los mercados internacionales hasta los 572 euros a tonelada, 777 dólares USA, "pero este feito apenas repercute no peto dos donos dos eucaliptos". Para darle una mayor estabilidad al sector reivindicó contratos marco con la industria, que se debe comprometer a adquirir determinadas cantidades de madera.
El jefe del Servizo Provincial de Montes indicó que las cortas están muy por debajo del stock existente. "Hai un envellecemento da madeira. A estrutura da propiedade fai que o sistema non funcione polos custes, que non lle son rendibles ao propietario".
Este potencial va en aumento, ya que la superficie forestal aumenta de forma notable desde los años ochenta ante el abandono de la agricultura, lo que incluso permitiría instalar una fábrica de celulosa en el norte de Galicia, según precisó Antonio Rigueiro.
PRIMERA TRANSFORMACIÓN
La industria de primera transformación gallega, y la de Lugo en particular, precisan de una constante modernización pese a la importancia alcanzada. Una de las principales rémoras se deriva de la existencia de viejas y pequeñas instalaciones, sobre todo en el sector del aserrado.
Los rematantes de madera de Galicia exportan a otros países y dentro de la comunidad europea compiten fundamentalmente con Francia y a los estados escandinavos. Su actividad se redujo en el 2009 de forma sustancial, aunque ya comenzaron a sentir la crisis en 2008, "a causa do parón da construcción", según indicó Daniel Villapol. La caída de ventas se acerca al 40% y es superior en producción, lo que genera un importante stock acumulado. "A industria transformadora adáptase á demanda de consumo, pero precisa de axudas específicas da administración, como calquer outro sector en dificultades", agregó.
Si la situación de los aserraderos es complicada, la industria del tablero tampoco pasa un buen momento, pero cuenta con la ventaja de disponer de "una gran materia prima, coas calidades máis altas do mundo e con prezos competitivos", dijo Villapol. Uno de los hándicaps de la industria del aglomerado es el mayor coste del transporte en relación con sus competidores.
El eucalipto nitens le gana terreno al globulus
Las plantaciones de eucalipto nitens sustituyen paulatinamente a las de globulus, sobre todo en zonas del interior, como A Terra Chá. La primera especie es más resistente a las heladas. Pese a la mayor calidad de la madera del globulus para la pasta de papel, los propietarios se inclinan por la otra subespecie al atacarla menos el gonípterus, que causa grandes mermas en las plantaciones. Antonio Rigueiro precisó que el gonípterus "remata tacando tamén o nitens, ao non ser que teña cerca o globulus, polo que ten preferencia".
Ramón Reimunde pidió precaución a la hora de plantar nitens en terrenos agrarios abandonados, pero de calidad, "pois os eucaliptales acabarán chegando ata Monforte".
ver mais en: http://www.montesdedarbo.org/documentos/o_monte_galego_en_cifras/ogc_ambito_fisico_nat_1.pdf
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