Empezó llamándose José y acabó siendo Juan José. El principal fotógrafo de Lugo de la segunda mitad del siglo XX falleció el miércoles a los 93 años y, tras ser inhumado en la intimidad familiar, hoy será recordado por familiares y amigos en un funeral que tendrá lugar en la iglesia de San Pedro a las cinco y media de la tarde.
Desde hace unos dos años, la salud de Juan José era muy delicada debido a una insuficiencia respiratoria, aunque no así el ánimo. A la mínima se escapaba al sótano con sus negativos y sus álbumes, lo que provocaba más de una cariñosa regañina de Amparo, la mujer que un día de 1945 acudió a su estudio a hacerse una fotografía y que muy pronto se convertiría en su compañera del alma.
José, nacido en Badalona, llegó a Lugo a principios de los años cuarenta siguiendo a un paisano con el que había empezando a colaborar en el campo de la fotografía y la propaganda y que había sido desplazado a Lugo para cumplir el servicio militar. Se llamaba Juan y vio que en Lugo había campo para trabajar la fotografía por lo que decidió quedarse e invitar a José, hasta que lo dejó y José se quedó con el estudio fotográfico que habían montado en Campo Castelo y con el Juan. Así nació Juan José, nombre con el que firmó miles de fotografías durante las décadas siguientes.
La vida de Juan José no fue fácil. Antes de su traslado a Lugo luchó en el ejército republicano y fue preso. Al salir de la cárcel se encontró con que la empresa que trabajaba antes de la guerra ya no le daba empleo, y sus primeros años en Lugo tampoco fueron fáciles. Empezó en Campo Castelo, haciendo las fotos de carné a las chicas que estaban estudiando, se introdujo en la fotografía de difuntos y finalmente se volcó en la fotografía social.
Juan José firmó las fotos de bodas, bautizos y primeras comuniones de buena parte de los vecinos de Lugo y de la provincia. «Iba a los pueblos y muchas veces traía a los novios en coche hasta la estación, para coger el tren e irse de viaje», recordaba hace año y medio para El Progreso.
Juan José jugó, además, su papel en el periodismo lucense, ya que trabajó para el Nodo y fue corresponsal de Televisión Española. Fue, además, maestro de fotógrafos, ya que en su estudio -que de Campo Castelo pasaría a la Plaza de España y de esta a la Rúa Raíña- se formaron numerosos profesionales, muchas veces con máquinas inventadas por él mismo. Eran el producto de la necesidad y de su espíritu inquieto.
Juan José no tuvo hijos, pero siempre mantuvo una relación muy estrecha con su familia política tanto en lo personal como en lo profesional. Tras un tiempo como su ayudante, su cuñado, Benito Cancio, montó su propio estudio, lo que hoy es Josbe. En su local de la Rúa Raíña, Juan José mostró una de sus últimas exposiciones fotográficas, a finales de los noventa. Hoy será despedido por su familia y sus amigos.
Desde hace unos dos años, la salud de Juan José era muy delicada debido a una insuficiencia respiratoria, aunque no así el ánimo. A la mínima se escapaba al sótano con sus negativos y sus álbumes, lo que provocaba más de una cariñosa regañina de Amparo, la mujer que un día de 1945 acudió a su estudio a hacerse una fotografía y que muy pronto se convertiría en su compañera del alma.
José, nacido en Badalona, llegó a Lugo a principios de los años cuarenta siguiendo a un paisano con el que había empezando a colaborar en el campo de la fotografía y la propaganda y que había sido desplazado a Lugo para cumplir el servicio militar. Se llamaba Juan y vio que en Lugo había campo para trabajar la fotografía por lo que decidió quedarse e invitar a José, hasta que lo dejó y José se quedó con el estudio fotográfico que habían montado en Campo Castelo y con el Juan. Así nació Juan José, nombre con el que firmó miles de fotografías durante las décadas siguientes.
La vida de Juan José no fue fácil. Antes de su traslado a Lugo luchó en el ejército republicano y fue preso. Al salir de la cárcel se encontró con que la empresa que trabajaba antes de la guerra ya no le daba empleo, y sus primeros años en Lugo tampoco fueron fáciles. Empezó en Campo Castelo, haciendo las fotos de carné a las chicas que estaban estudiando, se introdujo en la fotografía de difuntos y finalmente se volcó en la fotografía social.
Juan José firmó las fotos de bodas, bautizos y primeras comuniones de buena parte de los vecinos de Lugo y de la provincia. «Iba a los pueblos y muchas veces traía a los novios en coche hasta la estación, para coger el tren e irse de viaje», recordaba hace año y medio para El Progreso.
Juan José jugó, además, su papel en el periodismo lucense, ya que trabajó para el Nodo y fue corresponsal de Televisión Española. Fue, además, maestro de fotógrafos, ya que en su estudio -que de Campo Castelo pasaría a la Plaza de España y de esta a la Rúa Raíña- se formaron numerosos profesionales, muchas veces con máquinas inventadas por él mismo. Eran el producto de la necesidad y de su espíritu inquieto.
Juan José no tuvo hijos, pero siempre mantuvo una relación muy estrecha con su familia política tanto en lo personal como en lo profesional. Tras un tiempo como su ayudante, su cuñado, Benito Cancio, montó su propio estudio, lo que hoy es Josbe. En su local de la Rúa Raíña, Juan José mostró una de sus últimas exposiciones fotográficas, a finales de los noventa. Hoy será despedido por su familia y sus amigos.
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