MEMORIA HISTÓRICA
La huida del comandante Moreno
El líder del
Batallón Galicia y sus hombres fueron fusilados por falangistas de A
Fonsagrada cuando regresaban de Asturias a A Coruña tras la caída del
Frente Norte en octubre de 1937.
ROSA PRIETO
Rosa Prieto.A Coruña
29
de octubre de 1937. El comandante Moreno y sus hombres entraron en
Galicia procedentes de Asturias por el municipio lucense de Negueira de
Muñiz. Subieron por el pueblo asturiano de Trasmonte. Escondidos entre
la vegetación llegaron a una zona de viñedos. Leoncio y Secundino, dos
asturianos de Teixeira, en Grandas de Salime, estaban trabajando sus
viñas y cuando se disponían a comer escucharon unas voces entre la
maleza. De entre los arbustos salió un grupo de militares capitaneados
por Moreno. El comandante y su grupo comieron y bebieron con los dos
campesinos por el cacho, una taza de madera típica de la zona estrecha
en la parte inferior y ancha en la superior. Tras almorzar, Moreno les
preguntó cómo evitar la zona de El Acebo porque sabía que los
falangistas del lugar estaban preparando un golpe contra las tropas
republicanas. Aunque les indicaron bien, el grupo del Batallón Galicia
se equivocó y en el primer cruce de regatos continuaron a la izquierda
en lugar de tomar el desvío de la derecha y salieron a El Acebo.
Esa
noche, el fuerte del grupo se fue a dormir al pajar de una cantina y
Moreno y El ayudante, y tal vez un tercer militar, se fueron a la otra
fonda, hoy derruida. Los falangistas supieron dónde se alojaban y fueron
a por ellos. Cuentan los vecinos de la zona que sobre las 23.30 horas
del día 29 varios hombres de Falange irrumpieron en el pajar, sacaron a
los militares del Batallón Galicia y pasearon a nueve de ellos. Los
dejaron tirados en la carretera hasta que reclutaron en los pueblos
cercanos a vecinos que vinieran a cavar la fosa. Entre ellos varios
niños porque los adultos
tenían miedo a que se tomaran represalias contra ellos.
A
la una de la madrugada del día 30, los falangistas fueron a por Moreno.
El comandante estaba escondido en la primera planta de la cantina de
Carola. A la cabeza del grupo local de Falange iba uno de los hermanos
Calvelo, a quien Moreno, desde la escalera de la fonda, dijo: "O te vas o
disparo". Él hizo caso omiso y el comandante lo mató de un disparo,
tiró una bomba de humo y huyó por una de las ventanas de la parte
trasera de la cantina. Junto a Moreno, escaparon el ayudante y un tercer
militar que, o bien los franquistas mataron a la salida de la fonda o
logró fugarse porque a la casa donde se cobijaron al día siguiente en
Bustelo del Camino (Asturias) sólo llegaron el comandante y
El ayudante.
Los escondites
En
su huida de El Acebo rodearon la montaña hasta llegar Bustelo del
Camino, a tan sólo tres kilómetros de donde los falangistas habían
cometido la matanza. Allí encontraron a Carmen, de la Casa del Medio,
cuando iba con sus hijos a buscar leña. Los llevó a la vivienda, donde
estaba su marido Manuel, para que secasen sus ropas empapadas por la
lluvia de la noche.
La
familia los dirigió para que librasen los embudos que tenía Falange.
Los guiaron haciendo una circunferencia por los pueblos de Asturias,
hasta que llegaron a Monteserín Pequeño. Una vez allí, entraron en la
casa de Blanco. Cándida les abrió y les dejó entrar para secarse y
calentarse. Un vecino los vio entrar, recogió las vacas que tenía en el
prado y fue a delatarlos a El Acebo.
En
el momento en el que llegaron a la casa de Blanco, la familia estaba
preparando sopa y cociendo castañas. Era una casa pudiente. Tenían un
hórreo grande para guardar las cosechas y los vecinos decían que las
máquinas mallaban día y medio en aquella casa. Moreno y El Ayudante se
pusieron junto al fuego y la familia les ofreció de comer. Moreno les
dijo "si les sobra sí, si nos basta con calentarnos". Comieron sopa y
castañas. "Moreno no sabía pelar las castañas. Se las pelaba el
ayudante, que al tiempo se reía de él", relata uno de los hijos del
matrimonio Blanco. "El comandante -recuerda- tenía una cazadora y unas
botas buenas. Estaba muy bien vestido. El Ayudante llevaba los zapatos
rotos. Se le veían los pies".
Los
dos escapados estaban inquietos y se levantaban cada poco a vigilar la
puerta de la entrada. A los pocos minutos, entraron varios falangistas
en la vivienda acompañados por un guardia civil conocido por el apodo de
Recouso, encargado de la censura en A Fonsagrada. Nada más ver a Moreno
se abalanzó sobre él y comenzó el enfrentamiento. En la pelea, tiraron
el pote con la sopa. Cuando lo tenían esposado, según comenta el hijo
del matrimonio Blanco, Moreno cogió la tapa y cubrió la carne que había
caído durante el forcejeo. La dejó tapada en el suelo.
No
se sabe qué ocurrió con El Ayudante, si fue paseado también y enterrado
junto a Moreno o si logró huir. Los vecinos cuentan que dos militares
del grupo de Moreno lograron huir malheridos del golpe de los
falangistas hasta
A Fonsagrada, donde fueron fusilados el día 4 de octubre junto al cementerio. Tal vez uno de ellos, sea El Ayudante.
Tras
el golpe en la casa de Blanco, a Moreno lo prendieron con la cadena del
ganado en la cantina de la que se había fugado en la madrugada del día
anterior. Lo desnudaron y lo torturaron durante horas, hasta que el tiro
de gracia se lo dio el hermano de O Calvelo, a quien el comandante
había matado de un disparo en su huida. El falangista, según cuentan en A
Fonsagrada, falleció loco perseguido por la sombra de Moreno.
En
los días posteriores a la matanza, varios niños de la aldea lucense de
Monteseiro cavaron la fosa en la que reposan los restos del comandante
Moreno junto a los de sus hombres, en el monte de El Acebo, en el límite
de Asturias con la provincia de Lugo. En esos
días,
en el cercano lugar de Pedras Apañadas acribillaron a un grupo de
huidos entre los que se encontraba un adolescente. De nuevo, los niños
enterraron a los paseados.
Hoy,
setenta años después de la matanza en las proximidades de A Fonsagrada,
los restos de Moreno y de sus hombres serán exhumados.
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