Antonio López, en el centro de la imagen, con sus feligreses. (Foto: EP)15/11/2011 - Sheila López / El Progreso (Lugo)
Los vecinos de A Veiga de Logares, en A Fonsagrada, celebraron por todo lo alto las bodas de oro de Antonio López Vidal, su párroco desde hace 45 años.
«É un home moi querido e respectado por todos, pero ademais fixo moitas cousas por este pobo», explica Gabriel Pacín, uno de los impulsores del homenaje.
Por ese cariño, trabajado a lo largo de cuatro décadas, los feligreses quisieron sumarse a la alegría del párroco y acompañarle en la celebración, por todo lo alto, de sus 50 años en el sacerdocio.
Antonio López Vidal nació en el lugar de Padrón, en A Fonsagrada, y se ordenó sacerdote en el año 1961. Tras pasar cinco años en Cervantes, el párroco fue destinado a A Veiga de Logares, donde se ha ido ganando el aprecio y respeto de los vecinos de todas las edades. Y no es para menos. De una u otra forma, Antonio López forma parte de los recuerdos más especiales de todas las familias del lugar. Durante las más de cuatro décadas de ejercicio en la parroquia, ofició un total de 55 bodas y 97 bautizos y pasó por el trance de enterrar a 251 vecinos «e, case sempre, amigos».
El homenaje a Antonio López contó con la participación de más de un centenar de personas, lo que refleja la gran implicación vecinal, ya que A Veiga de Logares tiene actualmente 153 habitantes.
Celebración
La celebración comenzó con una emotiva misa oficiada por el propio Antonio López, quien quiso aprovechar para dar las gracias a los feligreses por la «boa acollida» que le brindaron a su llegada a la parroquia. «Hai un refrán que di que un bo cura fai bos feligreses, pero neste caso podo dicir que sucedeu ao revés», aseguró emocionado.
El párroco también recordó las «dificultades» que vivían los núcleos del rural fonsagradino a su llegada y que le animaron a luchar para cambiar la situación. Tal fue su implicación, que Antonio López llegó a ser el primer alcalde de la democracia en el municipio, un cargo que ocuparía hasta el año 1987 compaginándolo con su labor de sacerdote, aunque en ocasiones le supuso algún pequeño «desencontro» con el Obispado.
El homenaje finalizó con una comida de confraternidad en el restaurante O Ventorrillo, donde, los vecinos le hicieron entrega de una placa conmemorativa y un cuadro de la Última Cena.
Antonio López mostró su deseo de seguir con su trabajo «mentres a forza e a saúde me acompañen». Ganas no le faltan. A sus 75 años, lleva también las parroquias de Santa María de Carballido, San Andrés de Logares y San Cipriano de Trapa.
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