Propiedad forestal

La Consellería de Medio Rural presentó ayer un modelo de sociedades para la explotación forestal que incorpora el capital inversor y los propietarios de las fincas: Sofor. Según la presentación hecha ayer, el capital inversor no podrá ser mayoritario en la sociedad. No superará el 49%. Los propietarios individuales de parcelas tampoco podrán superar el 33% del terreno de la Sofor. Es una forma, en principio, de garantizar los intereses de los socios, que obligará a lograr las mayorías y evita el dominio previo. Hasta aquí podría tratarse sólo de la presentación de una propuesta. De una sugerencia desde la Xunta de Galicia frente a la realidad de parcelas inviables por su reducida dimensión y ante la realidad de abandono de terrenos aptos para la explotación forestal. Es una respuesta a la dificultad para la actividad forestal rentable, que parte del respeto a la propiedad. La nueva sociedad tiene vencimiento en el tiempo tras permitir rentabilizar la inversión en esos terrenos generalmente sin explotar. Es un ‘banco de tierras’ que respeta la titularidad del terreno y fomenta la creación de explotaciones forestales con dimensión adecuada. Además de la idea, a las administraciones públicas se les pide algo más. Para dinamizar la idea, el director xeral de Montes anuncia la financiación del cien por cien de los gastos que genere la concentración de las parcelas y ayudas del 70% para otras actuaciones necesarias en las Sofor. Sobre si la Xunta conoce si hay o no inversores dispuestos a participar en este tipo de sociedades y en este sector nada dice la información del acto de ayer. Cabe suponer que cuando se llega a esta propuesta se habrá constatado la voluntad inversora ajena a los propietarios. Nadie debería demonizar que los inversores procedan del propio sector forestal y sus actividades derivadas, desde las celulosas a la industria maderera. Son conocedores del sector. Claro que hay un riesgo a futuro sobre la capacidad de decidir los precios.